CONGELADOS
Fotografía de Karmen Orlic |
Nuestra felicidad
fabrica infelicidad a veces. La calma nace a cambio de destruir el anterior
decorado. ¿Por qué nuestros proyectos ni siquiera consiguen dar la felicidad que tanto buscamos? ¿Y los hambrientos?
Cuando me quedo a
oscuras busco algo mágico, un aparato no inventado que se proyecte sobre el
techo, en múltiples capas de colores, y abra temblando un mundo donde me
muestre con toda la incertidumbre que tienen los descubrimientos, cuales eran
los diamantes que no había conseguido tocar con mis sentidos hasta ahora, en
cada uno de mis días más anodinos.
Yo tal vez sea un
cobarde (porque no voy a acusarme) el que se acomoda a cada sueldo, el que hace
cuentas para no temer al futuro. O tal vez lo sea, porque conozco parte de las
ecuaciones que rigen este tinglado.
Etiquetas: Arte, literatura, Poema, Poesía en Prosa, sentimiento
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Y que fácil es acomodarse en lo conocido, rutina destellante que mata la curiosidad de buscar la felicidad, en lo más recóndito de una calle sin transitar.
Y en esa cobardía nos atamos a despejar incógnitas con la exactitud de la incerteza.
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