Fotografía de Kiyo Murakami
V
Entrar en el puerto, engañando
al tiempo
justo al crepúsculo, y
por estribor
el barco «Acariciar y
susurros».
Estrecho velero con
no mucha eslora.
Cargado de
pensamientos sellados,
los buenos tiempos,
los jardines,
la alegría densa, tu música,
los anhelos que
guarda en la bodega,
otra vez curados en
miel y limón.
Separados en
cada una de sus espigadas velas,
cada brillo, ola o
verso representan
dos ojos mirando por
encima de una bufanda,
intentando cambiar
engaños por belleza.
Vemos molinos,
porque son castillos
y no barcos
los que pueblan la
ría.
Semejante error lo
sostengo
porque yo he nadado
distraído
bajo el balcón de una
princesa,
aunque fuera alta mar
y parezca locura.
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1 Comments:
Es precioso el poema.
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