LA DESCONOCIDA
Foto vía MarySorgin
Su larga melena quería decirme algo
sobre cautivos y colmados bajeles
cargados de esclavas mudas.
De la penumbra de los tejidos
donde mil cuestiones han de variar,
diciendo: he dado vuelta a tu
rostro.
Debía mirarla, intacto el café
caliente;
envuelto por las batientes cortinas
color madera;
callando en su compañía, esperando
la futura negativa a despecho.
(Y si eres un introspectivo
observador).
Captas el matiz que alguien afirmó
sobre la herida sin darla
oportunidades.
Que es muchacha todavía junto a la línea
que produce desmanes.
Y un día, como tantos de lluvia
sacará la capucha escondiendo el
rostro.
Ese ademán esconderá – con fina
ironía –
El trasiego de su hipótesis:
de que la bella juventud dispersa
le pasa maldita y sin descanso.
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